28.6.10

Jackalope.

No era una liebre normal… ésta tenía astas de ciervo. Nadie supo nunca por qué.


Cuando era pequeña, apenas eran unos pequeños bultos de hueso que asomaban entre los pelos de la cabeza, este aspecto hizo que sus compañeras de la madriguera escuela se burlasen de ella, aunque en realidad sentían envidia porque corría más rápido y saltaba mucho más alto que cualquiera.

Cierto día, en la madriguera escuela, la liebre maestra se percató de estas habilidades, y, sorprendida, avisó a la liebre jefe para que decidiese el futuro de la extraña cría que crecía entre ellas.

La liebre jefe, la examinó cuidadosamente, sus pequeñas astas ya asomaban un poco más, y empezaban a tomar su forma, decidiendo por esta razón que no era una liebre, que era otra cosa, y que debería marcharse cuanto antes.

Sólo sus padres lloraron su marcha, pero en silencio, escondidos en las profundidades de la tierra, entre las raíces de los árboles.

Debería decir que las liebres en comunidad son muy dóciles para aquella que sea la dominante, considerada como un dios cuyas palabras son sagradas e indiscutibles. ¿Qué más podrían haber hecho sus padres? Sólo podían ocultar sus llantos y aceptar la decisión.

No supieron nada más de ella, pues corrió tan rápido como lejos, saltando con facilidad todos los obstáculos, zigzagueando entre arbustos y buscando a su verdadera familia.

No la encontró. Jamás.

19.6.10

Él, secreto.

1.


-Antes era un tipo muy callado… antes de que dejase de hablar de verdad, quiero decir.

-¿Quién?

-Ése de ahí, el que está en esa mesa, junto a la ventana.

-¿Le conoces?

-Le conocí, no mucho, pero sé algunas cosas de él. Empezamos la universidad en el mismo año, siempre se sentaba al fondo y miraba una hoja en blanco, creo que incluso la misma hoja todos los días. Nunca hablaba a menos que le preguntasen, y sus respuestas siempre dejaban desconcertado al que le preguntaba.

12.6.10

En el baño.

Lo de ayer fue de baños...

Primero fui a mear a uno, y me dijeron que alguien se había cargado la cañería y que la cisterna no funcionaba, la gran casa estaba llena de gente y fuí a la habitación más lejana para asegurarme de que nadie se interpusiese entre la inminente ebacuación y yo, al menos de una forma cómoda.

Yo no sabía que esa puerta no tenía pomo, y que no debía cerrarse. Pero lo hice. Y supongo que lo volvería a hacer, no de una forma consciente, pero es lógico cerrar la puerta de un baño cuando tienes que hacer algo en él.

La verdad es que la sorpresa por mi enjaulamiento me provocó sonrisas y alguna carcajada morbosa. Tampoco había cobertura... así que grité y golpeé todo lo que tenía a mano. No se habría, no, no. Ni siquiera con un cortauñas roñoso.

Miré por el hueco donde debería estar el pomo, y ví a Savino.

-¡Savino!
-¿Éstás encerrado?
-Sí.
-Abre, anda.
-¡Estoy encerrado!
-Espera, voy a buscar algo para abrir.

Pasaron más minutos... me arreglé un poco en el espejo. Si van a rescatarme, por lo menos voy a estar guapo. También exploré el terreno para buscar un sitio donde dormir, por si se iban por ahí sin mí. Al rato llegó el Zurdo. No recuerdo mucho la conversación, pero terminó con una patada a la puerta y un marco roto.

Ya fuera, al verme Savino, me miró sorprendido diciéndome que se había olvidado... en fin... la  noche siguió su curso alegre y embriagado sabiendo que era improbable que me quedase encerrado en otro baño... bueno, yo no me quedé encerrado más veces, pero sí el Tantra, en el mismo, por lo que tuvimos que volver a (volver a) romper la puerta.

Todo quedó en una bonita anécdota.

Pero hoy... ¡ay, hoy! El karma me devolvió los destrozos que por mi culpa se provocaron en un baño ajeno.

También había habido una fiesta en mi casa, y estaba todo manchado de alcohol, con el váter lleno de pañuelos de papel, ¡mis pañuelos de papel! con rastros de cagadas desconocidas, la cisterna estropeada, y lo peor de todo, NO HABÍA PAPEL DE CULO.

7.6.10

Estrella negra.

Esta vez no hubo mareas, sino explosiones y árboles secos cuyas ramas estaban llenas de huevos gigantes custodiados por abejas azules... no te olvides, los hubo mejores que tú, pero se arrepintieron.

6.6.10

Agua.

En mi sueño la marea subía demasiado rápido. Tanto, que la notabas alrededor tuyo mientras nadabas.

Después de mi primer baño dejé mi ropa a secar encima de una roca, pero volvió a subir la marea en un segundo y se la llevó. La encontré más tarde en el fondo cuando se quedó sin agua, manchada de arena húmeda.

Ni siquiera era un mar, era una especie de lago extraño... tras la tercera pleamar, que también viví dentro del agua que parecía una montaña de saltos y toboganes, aparecí lejos de ese lugar, semidesnudo, mojado y con un ligero picor en el muslo.


Para surcar mejores aguas despliega ahora las velas la navecilla de mi ingenio, que deja tras de sí un mar tan cruel.
Dante Alighieri

4.6.10

Vuelan y cagan.

Si las golondrinas se pusiesen de acuerdo... estaríamos de mierda hasta los ojos. Supongo que tendríamos que agradecérselo.

3.6.10

Repaso.

Lo intenté con una casa oscura con jugadores borrachos, luego casi lo consigo bebiéndomelo yo, y ahora casi estoy a punto sobre el asfalto. Algo me olía a chamusquina... pero resultó que sólo era mi cena.

Y si alguna vez he escrito algo que mereciese la pena... ya no me acuerdo.

1.6.10

Supergayumbosporfuera apunta maneras.

Supergayumbosporfuera, después de derrotar a su archienemigo, el Doctor Quetepillotepillé, se quedó inmóvil con su galante pose, sus brazos sobre las caderas, sus dientes brillando al sol y su capa ondeando al viento. Entonces, un niño se le acercó emocionado y le dijo:

-Supergayumbosporfuera, Supergayumbosporfuera, ¿si me porto muy bien y como mucha verdura podré llegar a ser como usted?

Y él, con su enorme sonrisa, puso una rodilla en el suelo para ponerse a su altura, apoyó una de sus fuertes manos en el hombro del crío y le dijo:

-Una cosa es segura, pequeño. Nunca tendrás lo que hay que tener para ser como Jim Morrison.

Camarilla de Ratas.

No sé si alguien se acuerda de la Sucia II y las cuatro rayas... en cualquier caso, me gustaría describir la camarilla de la primera fila. No me acuerdo de si son cuatro o cinco, pero de todas formas las podemos llamar Sucia II y las cuatro ratas, aunque esto no signifique que Sucia II sea la líder, la posesión de este título desconozco quien la ostenta.

Esta vez no tiene nada que ver con Mondrian ni cuatro cochinas rayas, sino que se trata de unas hojas mágicas que, a medida que se acercan los éxamenes, van aumentando considerablemente: los apuntes. Pero estos no son unos apuntes cualquiera, en estas últimas semanas todo el mundo con una regularidad escasa en los estudios ha estado haciendo acopio de los apuntes de diversas asignaturas, con relativo éxito si se tiene en cuenta que los apuntes de Lengua sólo están en posesión de las Ratas.

A menudo se entra en debate sobre si es comprensible prestar los apuntes o no... yo entiendo el punto de vista de la persona que madrugó y fue a clase todos los días para tener sus apuntes mientras los demás descansaban (algunos más borrachos que otros), adoptando la postura de yo no voy a hacer el trabajo para todo el mundo, perfectamente legítima y respetable, aunque yo no la comparta del todo. Otras personas hacen lo mismo, pero llegando a la conclusión de yo ya tengo los apuntes, me da igual dejarlos. Lo increíblemente bochornoso es que haya gente que esté dispuesta a condenar a más de medio centenar de personas al suspenso y a la recuperación en septiembre, para la que tampoco tendrán apuntes.

La cosa no queda ahí, sabíamos que las Ratas eran sanguinarias, pero no hasta qué punto. ¿Qué te debe de circular por las venas para que no te tiemble la mano al negar los apuntes a una de tus mejores amigas porque pertenece al extenso grupo del En Mayo pillo apuntes?

Unos pocos hemos estado preparando una operación secreta para hacernos con esos apuntes, pero no para nosotros, sino para todo aquel pobre que los necesite (Al menos de momento no hemos pensado en ninguna tarifa). Mañana tendrá lugar... esperemos que con éxito.

Mi secreto.

¿No te das cuenta de que no puedes ir publicando por ahí toda tu vida?

Lo que desayunaste, lo que vestiste, dónde te bebiste una caña, a qué clases fuiste hoy... tus ideas, sentimientos, experiencias...

Además... ¿Para qué? ¿Para que te conozcan mejor? ¡Al cuerno con ellos! ¿Qué te queda para tí?