27.3.11

Hombres con peceras por barriga.

La gente mea, la gente caga, la gente vomita, folla y muere, toma la decisión incorrecta sin saber que la otra también lo era. Llora, ríe, sueña, ama, odia... se quita los calcetines y piensa en no ser vieja. Sigue señales, omite leyes, descifra las matrículas de los coches.

Escribe con tinta azul poemas, y hombres con peceras por barriga. Nadie va a casa. Todos viajan en cajas de cristal hacia lo que ellos creen que es el cielo, mientras que pocos piensan en que en las mismas, de madera, dormirán bajo tierra.

Todo hace ruido y yo me siento a tender la ropa mientras cualquiera me cuenta historias de armadillos borrachos y loros sin plumas que fuman en pipa haciendo pompas de jabón mientras se ajustan sus monóculos escupiendo en los libros viejos y quemando las ramas del árbol más viejo de mis ojos.

Se rompió. Aquel embalse en el que nos bañábamos quebró sus murallas y corre libre por la ladera. Agua y fango, piedras, hojas... pero no huele mal, el pueblo sonríe mostrando los dientes que aún le quedan. Amarillos. El embalse mañana estará igual de lleno, y los peces harán glu-glu mientras saborean esa mierda que les echamos. Algunos de ellos, los más naranjas, brincarán cuando salga el sol, y las flores rosas frunzan el ceño por haber dormido esa noche solas.

La gente... la gente que yo veo no ve esas cosas. No ven nada, y eso les encanta. Cartones y trozos de bolsas de plástico. Pum-pum. Seis hielos. Pum-pum.

Me da igual, mis peces comerán hoy un bistec. Mañana pastel de repollo y espero que pronto una fabada. Mis peces dirán también glu-glu con una sonrisa en los labios. Mis peces guiñarán un ojo a la luna y las nubes agitarán los brazos de un lado a otro mientras recitan los versos perdidos de un pobre loco encerrado en el disfraz de un cuerdo elegante que cabalga sobre jirafas en llamas y lee las muescas de las piedras que antaño fueron el plato de ciervos verdes y gordos.


Mis peces estarán bien mientras el embalse tenga agua.  Mis peces dirán que no a todo mientras afirman con la cabeza. Mis peces... mis peces... sí, mis peces estarán bien mientras el embalse tenga agua.

25.3.11

Sonrisas poetas y sueños silvanos.

Globos oculares flotando,
y pastillas y miradas extrañas que hipnotizan...
todo extraño, familiar, pero extraño...

No quiero bombos
ni raras cajas
sino gotas de cerveza con poca espuma
y el calor de una cama...
calor con alguien
o calor también solo.

Seguir siendo feliz sin pensar en si "molo"
que le jodan al resto,
yo con nada me sonrío.

En mi sueño había un caballo indio, manchado de blanco y castaño, pongámosle plumas en las crines. Galopaba por una estepa hacia el horizonte. No, ya no es un desierto, es un bosque. No un bosque, El Bosque, con sus castañas en el suelo y el sol filtrándose entre las verdes hojas, con su claro arroyo y sus renacuajos flotando en él. Sus zorros y sus pájaros. ¿Algún puente de madera? Bueno, venga, pero nada construido por el hombre. Se oye el viento entre las ramas del claro... el respirar de los árboles, nada más que PAZ.

22.3.11

En el camino otra vez.

(...) Ésta es la única manera de vivir, basta con no morir. Yeeppa, ha habido ocasiones en las que hubiera querido morir, pero estoy decidido a aguantar lo más posible, ahora que estoy contigo y quiero estarlo mucho tiempo. Dios mío, ni siquiera me asusta este frío en los pies, mientras pueda seguir caminando con ellos. Señor, ya sé que me lanzaste al mundo sin dinero pero a cambio me concediste el derecho a quejarme. ¡Yuju! Quejarme levantando la mano izquierda pues de tanto hacerlo la derecha se me acabará cayendo. Aunque al fin y al cabo tengo un bebé en camino, sólo habrá que esperar un poco más, luego ver qué nos depara Californy esta vez y arriesgar, arriesgar como ahora mismo y mirar hacia adentro y a mi alrededor y seguir jugándomela aquí, allá, hasta hallar el modo correcto, cuidar de ti, chico, oh, Señor.
Jack Kerouac (Pic)

16.3.11

¿Sucedió de verdad?

El otro día salió a la luz el tema de los sueños y la imaginación relacionados con la experiencia, no hubo tiempo a profundizar demasiado, más bien nada, pero lo dejamos como tema a discutir frente a un par de cervezas y bolsitas de té en Damasco, donde los barcos se ponen del revés para servir de cobijo.

Yo propuse, y de momento aún mantengo, que los sueños y la imaginación y las luces de colores y los globos y todos los animalillos que puedan asomarse al interior de la mente de alguien pueden ser considerados como experiencias válidas.

¿Nunca habéis sentido pavor en una pesadilla? ¿Verdad que sí? ¿Y por qué, si ese miedo es real, no se puede considerar como real al agente instigador del mismo?

Yo, objetivamente, he nacido en una ciudad ahí arriba, donde todo es verde y el mar se huele cercano, vivo ahora en otra más pequeña donde los adoquines te hacen tropezar y el horizonte es una línea naranja, he estado en otras tantas y he visitado parajes de una inmensidad tal que tienes que sentarte en la hierba y apretar los puños para poder soportar tanta belleza a tu alrededor y el, en este caso, agradable sentimiento de sentirte tan pequeño que ese lugar seguirá igual de puro cuando ya no estés.

Sin embargo, y a esto quería llegar, subjetivamente y según lo que yo entiendo como experiencia, he estado por todo el mundo, desde el más frío glaciar hasta el más seco desierto, en la más alta cima y en la cueva más inóspita, en Marte, en Júpiter y en la estrella Vega. He visto a hombres fuertes y barbudos fabricar las primeras herramientas y fui testigo de la destrucción de la Tierra en la VII Guerra Mundial. He muerto ya una vez quedando atrapado en el Pub Limbo, he bebido cerveza con Hunter Thompson y Bukowski mientras Allen Ginsberg nos recitaba versos de Aullido, he viajado en destartalados vagones de tren con Jack Kerouac y Alexander Supertramp, he navegado por la polinesia, he naufragado ya una docena de veces entre niños con caracolas y tesoros del capitán Nemo, he matado, he robado, he dado vida, he bailado por campos de fresas, he estado en Amsterdam, en Berlín, Los Ángeles, San Francisco, Nueva York, Chicago, Londres, Nueva Orleans, París... y he viajado en globo.

Y he viajado en globo y sé a ciencia cierta que lo he hecho porque es lo único en el mundo que no me podrán quitar. Eso, realmente, soy yo.

9.3.11

En la casa con globos de colores.

Ahora me siento como un Carl Fredricksen viendo cómo mi casa se despega del suelo con el impulso de cientos de miles de globos, apenas me dio tiempo a hacer el equipaje. Me llevo un espantapájaros esperando en la barra mientras un cerdo canta canciones a Jigsaw, un par de mimos danzantes y a Maurice convertido en cadáver de gala.


Más arriba están los Lumière con Méliès tomando café en un nido de canallas sentados sobre latas de película de 35mm. Un bolígrafo de un gel extraño reluce al sol del horizonte… hay demasiadas cosas que entonar de este espectáculo visual que me ofrece la vida.

Las alimañas que aparecen entre los arbustos para morderte el culo no son más que eso… cuerpos sin cerebro alimentados por la violencia que ellos mismos generan. No conseguirán sacarme más que este par de líneas.

Todo está bien otra vez y eso me gusta… no perfecto, por supuesto, pero hay que saber sonreír a las caras que se apartan y a los ojos que no te miran. De momento, iré buscando unas sandalias aladas que no me vayan grandes.

5.3.11

El Escarabajo.

Copos blancos como la nieve caían del cielo… de hecho… sí, era nieve.


Los infantiles hombres que terminaban su noche cuando la luna aún se estaba desperezando se revolcaban con la espalda en los charcos, caminando después con pose desafiante y autodestructiva. ¿Respeto? Respeto encontrarás haciendo algo por alguien y no con ceños fruncidos.

Entramos en la cueva, no estamos solos. Jimi, Kurt, Bob, Janis y Jim observan desde las paredes el desfile de curiosos personajes que pululan por la estancia. Un drugo baila el robot con una esquimal islámica, una banda de moteras lesbianas danzan en un corro privado junto con una cheer-leader con bufanda.

Empieza la hiperactividad, cientos de miles de ideas burbujeando en la cabeza, multitud de gestos vertiginosos, los dedos se agitan salvajemente mientras los pies no aciertan a orientarse igual uno que el otro.

-¿Hay algún cocodrilo en la sala?

-Lo siento, sólo es un caimán…

Conseguí capturar a esa musa que hacía cabriolas por las paredes en forma de sombra. El jabón no funcionaba, pero Tiger Lily me la cosió de nuevo a los pies.

Caballitos saltando y ardillas de colores.

¿Yo? Yo sólo bailo con Bad Boys, una cerveza y la antorcha olímpica en manos de otro. De nada sirve colgar boca abajo a una estrella de mar si no ves dónde tiene los ojos.


3.3.11

Crannes.

Mi musa se largó a hacer puñetas con una suerte de Hermes descalzo... un tal Giovanni.

La otra noche, bajo las cálidas sábanas, me llegó la invitación para el I Festival de Cine de Crannes, yo estaba triste y melancólico entonces, así que me enjugué las lágrimas que aún no habían nacido de mis ojos y me puse mi mejor traje para la ocasión, la gala me distraería de mis lamentos.

Colocaron una gran lona blanca en la cara interior de mi hueso frontal, la curvatura de éste iba a permitir la proyección de películas en 3D, y, bueno, ya sabéis, yo aún no he visto ninguna en ese formato.

Resulta que nadie más estaba invitado, era una sesión privada. Me pareció que hacía tiempo que nadie limpiaba todo aquello... paredes viscosas con pliegues extraños que serpenteaban por ellas... no le dí demasiada importancia al mal gusto decorativo y me acomodé en el hipotálamo. La película comenzó enseguida, ni siquiera hubo publicidad, solo los Looney Tunes recordando que no se podía fumar en la sala, y que las salidas de emergencia estaban situadas a ambos lados, por el canal auditivo.

Se proyectó 'Le Meurtrier du Sandwich', un corto independiente francés, filmado con una cámara inquieta y tonos blanquecinos como en Blindness. El protagonista y único actor de todo el metraje, estaba en una habitación, en un edificio muy alto, muy muy alto, y casi arriba del todo; el sudoroso pelo le tapaba el rostro, y eso me gustó, le daba un toque misterioso; el cuarto estaba ocupado por un par de camillas en las que reposaban sendos cadáveres y de los que el asesino se dedicaba a cortar lonchas de los brazos... esta parte no fue muy buena, no por el exceso de casquería y sangre, sino más bien por la falta de todo tipo de efecto visual aceptable, se veía claramente que lo único que estaba cortando eran barras de mortadela. Cuando reunió una cantidad de tajadas que supongo sería de su gusto, las puso entre dos rebanadas de pan de molde, y lo juntó todo con un palillo con una aceituna. Acto seguido, arrojó el sándwich por la ventana y miles de palomas lo devoraron antes de que llegase al suelo mientras los créditos se superponían a la imagen.

La última escena me dejó pensativo... ¿Para qué tanto rollo? ¿Mata a personas y las descuartiza para alimentar a las jodidas palomas? Salí de la sala a un nuevo día para tomarme una taza de humeante café... espero que la próxima película sea mejor.

2.3.11

Río seco.

Parece que voy acostumbrándome a largas temporadas de sequía en el cauce de palabras de mis adentros... no me gusta.

Recuerdo cuando hace tiempo conseguía tener un tema del que escribir cada día, aunque la calidad no fuese buena o las palabras estuvieran vacías... me sentía a gusto con poder decir algo a alguien.

Ahora no sé qué es lo que pasa, supongo que todo el mundo que se dedica a esto pasará por estas rachas -eso quiero pensar- pero me asusta imaginar que aquel arroyo del que brotaba cada párrafo haya dejado de fluir.

¿Qué es lo próximo que quiero escribir?

Sentado en el váter como estoy ahora no creo que consiga sacar más que otra mierda.
Te odio, Inspiración, cuando te fugas con otro.
Rafael Lechowski