9.3.12

Hank.


Conocí conocí a Charles en su novela Cartero, en la que narraba su vida como cartero entre los años 50 y 60. Desde el principio me fascinó su prosa mordaz, su sucio lenguaje, su misantropía, su alcoholismo… pasaron los meses y llegó a mis oídos la celebración de un homenaje que se le rendiría en La Caja Negra de Oviedo, estuve a punto de no ir por no tener amigos entonces que compartieran mi gusto por este tipo de literatura, pero al final me armé de valor para ir a un bar solo y crucé la vidriada puerta que me separaba del público portador de libros y cervezas, quizá alguna copa de vino. Recuerdo quedarme asombrado con ese ambiente, desconocido para mí, mirar absorto la pantalla en la que se proyectaban imágenes de Bukowski paseando en un descapotable por las calles de Hollywood, deleitarme al ver a gente compartiendo libros y charlar animosamente. Sin embargo aún era tímido –mucho más que ahora– y me limité a tomarme una cerveza en el fondo del local mientras escuchaba el recital de poesía. ¿Qué año sería, 2008? El pájaro azul fue leída repetidas veces y seguramente sea mi poesía favorita, no sólo de Hank sino de todas las que he podido leer –que, sinceramente, no son demasiadas–.


Y ahora, cuatro años después, dieciocho desde su muerte, tras haber leído tantas novelas, relatos y poemas veo a Bukowski como un autor crucial para comprender un poco más la sociedad del siglo XX, el aislamiento voluntario, la suciedad de los hombres… y, aunque mi forma de ser tiende ya a buscar la felicidad, sólo por hoy tendré como lema su epitafio…

DON’T TRY

2 comentarios:

Sr. Chinaski dijo...

Amen.

Sr. Chinaski

San Bukowski dijo...

Gracias.