28.4.12

La fortuna y el perro.


Se sentó frente a la barra con la cabeza baja y resoplando, no llevaba encima más que unos cuantos billetes y un agujero en el lado izquierdo del pecho.
—¿Qué va a ser? —masculló el barman—.
Jack con hielo… y deje aquí la botella —el barman soltó una única carcajada de desdén—.
—Más quisieras vaquero, eso sólo se hace en las películas.
Sorprendido por la respuesta, Martin se miró las manos avergonzado mientras se le llenaba la copa de licor y después dejó el dinero sobre la barra. Pasó un rato mirando alrededor, esperando que algún ebrio parroquiano se le acercase y le preguntase por sus desdichas, deseoso de que unos oídos desconocidos le escuchasen, pero no se acercó nadie. Llamó al barman para pedir lo mismo, además de un bolígrafo. Cogió una servilleta de papel y se puso a escribir.

—Déjeme que adivine —oí que decía a mi lado una voz ronca que emanaba el aroma de la ginebra—, le ha dejado su mujer.
—Casi —contesté sin levantar la mirada—, la he dejado yo.
—¿Y a qué viene esa triste facha?
—Me he dado cuenta de que se me ha llevado la fortuna y el perro.
—Bueno, bueno, pero sabrás que la fortuna vuelve fácil, deje que le invite a otra copa, que con un poco de licor se van todas las penas.
—Usted no lo entiende.
—¡Claro que no! —exclamó mientras se acomodaba en el taburete— Aún no me has contado nada…
—¿Sabe? —pregunté, cansado de aquel tipo gordo y medio calvo que apestaba a sudor y alcohol— Eso de contar tus penas a un borracho en la barra de un bar a modo de terapia… no sé si sólo pasa en las películas, pero creo que yo no voy a ser uno de esos actores —Vacié mi copa de un trago, dejé el dinero sobre la mesa y me fui ante la boquiabierta cara del bebedor gordo y medio calvo—.

Martin hizo una pausa para leer lo que acaba de escribir, pidió una copa y cogió otra servilleta.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Quiero imaginar que mientras él permanece en el bar, ella llora sola en casa, se emborracha, y después compone "If love is a red dress". Así se cerraría el círculo

'P. Lavilha dijo...

Pues no lo había pensado, es un buen final.

Lo curioso de esta historia es que ocurrió de verdad (salvando las distancias) al día siguiente de escribirla...

Anónimo dijo...

Uf, hay ciertas historias que... mejor leerlas a vivirlas