9.1.14

Trilogía de La Rueda —3.

Tuve otro sueño extraño, creo que sólo está en mi cabeza. Caminaba como un pato borracho por el alcantarillado durante toda la noche con unas cuantas cervezas y cuando me asomé por una de las tuberías encontré una antigua amante preguntándose quién había encendido las luces. Era un día normal y yo encendí un cigarrillo mientras caminaba y le decía sin mover los labios que jugásemos a ser Adán y Eva para empezarlo todo de nuevo, pero me dijo que estaba loco.

Pues me siento un poco triste y azul, tal vez sólo necesite a alguien con quien hablar, escuchar alguna voz. Porque van a ser las tres durante toda una hora y no me gusta ese tono del teléfono. Así que cuelgo.

Era un viejo sueño en el que después de la Guerra sólo quedaba yo, y el médico me dijo que también él había soñado con eso, pero que era él el último que quedaba, que no me había visto por ningún lado.

Creo que ahora todo el mundo está teniendo sueños. Todo el mundo se ve así. Caminando solo sin nadie alrededor. Y es difícil estar todos de acuerdo en algo. Yo le dije: Te dejaré estar en mis sueños si puedo estar yo en los tuyos.

Tengo un pájaro que silba y canta y aún así la vida no significa nada //
Gira la rueda bien deprisa y vuela desnuda por la ventana //
Hay una chica a mi lado que no me conoce y eso me encanta.

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