Necesito algo para empezar… es una idea, algún día, en mis lágrimas, mis
sueños... la descubrí bien poco a poco, como esos detalles de cualquier
cosa que aprecias cuando la has estado observando durante un tiempo. Una
cáscara de huevo perfectamente esférica, como una pelota de ping pong y tan
blanca, me entró por la pupila un día que ya no recuerdo y se me enganchó aquí detrás,
entre los ojos y el pelo, justo encima de la campanilla, y por eso no podía
tragar bien —y ni con gárgaras se me pasaba—. Ya sólo hicieron falta un par de
susurros brillantes con olor a terciopelo y musgo verde musgo para que
eclosionase sin dolor, como el parto de una pompa de jabón, como el
alumbramiento de las motas de polvo. Así empecé a jugar al dominó en silencio,
cuando todos dormían y yo cerraba los ojos para disimular. Y así pasé los días,
tan oscuros como cálidos, curando un corazón demasiado blando para haberse
roto.
Y ese mamífero enmarañado me pone
contento ahora. Ver cómo intenta hacer equilibrios por ramas invisibles para
intentar cruzarse en tu camino y que parezca una inesperada coincidencia, cómo
imagina fuegos artificiales y espirales fabulosas y joroschó con un tibio rubor
detrás de las orejas, cómo pierde la mente escuchando el eco de las alondras y
los tímidos aleteos que se confunden con los latidos aparentes de las cosas.
Es
una idea, algún día…

"Y así pasé los días, tan oscuros como cálidos, curando un corazón demasiado blando para haberse roto."
ResponderEliminarEsta man cantao.
Muy bueno, sin grandilocuencias innecesarias, y directo a lo más íntimo.
Muchas gracias, la verdad ye que no me parecía para tanto hasta ahora que lo he vuelto a leer :)
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