Volví otra vez, pero por el camino perdí el polvo de hada que me dictaba las palabras.
Aquella vez los reflejos que veía no eran por la bebida, brilla, brilla, era una brújula, solo que ésta no señala al norte, que es mi casa.
Me hacían falta más palabras, y las busqué en una botella... el límite es el cielo ¿no?
Caminando encontré una especie de criatura con forma de pene... pensé -¡Ay Señor! ¿Qué clase de engendro se me cruza al paso? ¿Qué es ésto? ¿¡Qué es ésto!? Le hago un favor pisándolo y acabando con su miserable existencia...- Pero me lo pensé mejor, y brindé por la biodiversidad.
Está loco, déjalo.
Al final del día, que en verdad era el principio del mismo, mientras los pájaros silbaban al sol, yo me puse delante del cuaderno, siempre la hoja en blanco que me encanta, y sin querer -o más bien queriendo- estropeo con todas estas gilipolleces que me salen. ¡Qué asco de humanos!.
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2 comentarios:
Esto está mejor, te veia inactivo.
Fue fácil empezar, lo chungo es mantenerse.
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