(…) tratábase de una
espiral áurea.
Así habían empezado a andar por un
París fabuloso, dejándose llevar por los signos de la noche, acatando
itinerarios nacidos de una frase de clochard,
de una bohardilla iluminada en el fondo de una calle negra, deteniéndose en las
placitas confidenciales para besarse en los bancos o mirar las rayuelas, los
ritos infantiles del guijarro y el salto sobre un pie para entrar en el Cielo.
JULIO CORTÁZAR, Rayuela
tenía más sed que hambre y bebí unos cuantos tragos de cerveza
mientras miraba de reojo la pizza de espinacas popeye esperando a que olivia
mordiese su pedazo primero.
antes venía por aquí un tipo que ciertamente era un vago
redomado. un día se despertó con el sol de mediodía entrando por una diminuta
rendija en la persiana y dándole de lleno en el ojo izquierdo y decidió dormir
un rato más. así pasaron tres años. cuando al fin se levantó, la barba le había
crecido. le daba pereza pasarse la
gillette, así que se metió en la ducha y pensó en sus cosas bajo la alcachofa.
con esas pasaron otros siete meses, y la factura del agua fue terrible.
Mi
ser se encuentra un poco más leve, solo de conocerle. Cuando nuestras miradas
se encontraron, rodó entre nosotros una infancia de juegos inventados, barcos
de vapor y papel periódico y canicas llenas de polvo de hadas. Que ojos, que
ojos tiene este inventor de palabras, tetete teletrasportan al mundo de más
allá desde el más acá. Nunca me cansaré de jugar contigo hermano lemur, allá
donde quiera que nuestro culo se encuentre, tendremos un hogar y una pecera
llena de carpas naranjas. Con espacio para muchos más, mucho espacio, un
espacio entero.
la conocí la conocí una luna nueva y nazarí con
estrellas de ocho puntas joroschó sobre la nevada veleta por una bonita y despreocupada
jugarreta del destino o serendipia. algo así. que fluye y fluye como la forma
de escribirlo.
no fue chica la algarabía mientras yo fregaba platos con las
yemas de los dedos arrugadas y las oreyas
satisfechas. me dio un pálpito justo aquí en el pecho y quizás, quizás, quizás.
WELT-SCHMERZ // del alemán; dolor que
siente una persona cuerda al ver el mundo físico real tal y como es y descubrir
que no es como debería ser.
La primera vez que probé una de esas naranjas urbanas fue en
Lisboa. Habíamos llegado a eso de las nueve de la mañana, hora local, y después
de haber caminado durante horas siguiendo el curso del Tejo y comer en un bar
de Beato todos estos decidieron coger un autobús para llegar al hostal. Tiger
Lily y yo preferimos en cambio seguir caminando bajo el sol para conocer un
poco la ciudad y gastar algo de suela. Descubrimos que Castilho no significa lo mismo que Castelo, y que las seudo frutas que brotan de los naranjos en esas rúas son tan ácidas que la cara se te
arruga hacia adentro. Aún puedo sentir el peso entre las manos de cuando ayudé
a Tiger Lily a subir a uno de esos árboles para alcanzar una de esas naranjas cabronas.
Se hizo heridas en las piernas y en los brazos con las ramas espinosas, pero
esa sonrisa y esos ojos y cómo brillaba todo aquello no creo que vaya a
olvidarlo nunca.
pensé en eso de los movimientos brownoideos y de cómo vamos
pululando por la vida sin apenas darnos cuenta de que todo gira como en estagira.
he visto cómo esa mosca que se parece a mí pasaba justo por aquí y al mismo
tiempo aquella más bonita también y ahora me pregunto cuándo carajo volverán a
cruzarse. ché, cebá el mate y a la ventana asomate
(…) y bien se piensa con descalzos pieseses.
—Ninguna
importancia —dijo Morelli—. Mi libro se puede leer como a uno le dé la gana.
Liber Fulguralis, hojas mánticas, y así va. Lo más que hago es ponerlo como a
mí me gustaría releerlo. Y en el peor de los casos, si se equivocan, a lo mejor
queda perfecto. Una broma de Hermes Pakú, alado hacedor de triquiñuelas y
añagazas. ¿Le gustan esas palabras?
JULIO CORTÁZAR, Rayuela
1.
No me puedo explicar a mí misma porque yo no soy yo, ¿se da usted cuenta?
2.
Todo el mundo crece. Usted mismo está creciendo
ahora mismo.
Oh niña de frente pura
y mirada soñadora,
aunque media vida ahora
se interpone entre tú y yo,
sé que tu tierna sonrisa
acogerá con contento
y recibirá este cuento
como regalo de amor.
(…) Aún suenan en mi memoria
los ecos de su cadencia,
y ni el tiempo ni la ausencia
me los harán olvidar.
LEWIS CARROLL
un viejo sueño. la vieja idea de
la que estoy enamorado. no se daba cuenta de mi presencia y yo intentaba llamar
su atención y sus ojos nunca se cruzaban con los míos
quelabuscabanconvehemencia y poco a poco me iba volviendo invisible y ya sólo
podía poner zancadillas a la gente por la calle. tatatarareaba una canción
distraído: lililí lululú. viejo y destartalado como un volkswagen escarabajo
amarillo que en realidad era rojo. algo
así y una mimosa.
Todo se mueve despacio en el mundo de las flores, eso es
todo.
Desperté tarde, en el número 9 de Ninguna Parte donde el
buzón reza: “Deje sus cartas aquí, Sr. Cartero”, cansado pero con ganas de
llenar una o dos páginas y-a-otra-cosa-mariposa. Escribí: “estamos locos, pero
de diversión”, y ya no supe qué más poner. Pensé en pantanos y sauces. Pensé
también en aquel cuento que quería escribir sobre la mostaza. Nadie lo ha hecho
aún, creo.
¡Qué maravilloso es poder huir,
convertirse en un ser libre!
HERMANN HESSE, Siddhartha
No necesito hacer frases. Escribo, para
poner en claro ciertas circunstancias. Desconfiar de la literatura. Hay que
escribirlo todo al correr de la pluma, sin buscar las palabras.
JEAN-PAUL SARTRE, La náusea
Quiero decir que cuando el ojo está
embelesado, se ven cosas de lado que luego, al mirarlas de frente, ya no se
ven. Un poder del rabillo del ojo. O quién sabe.
ERMANNO CAVAZZONI, El poema de los lunáticos
—Me parece —murmuró con una escafandra invertida justo en el
estómago— que madurar es ir escondiendo bien poco a poco el niño que cada uno
es bajo un montón de preocupaciones y responsabilidades. Llámalo niño o llámalo
pez. Me pone triste todo eso, pero contigo aquí apenas me doy cuenta y siento
las burbujas en la tripa de algo que coletea por dentro. Algo vivo. Eso me
encanta. Me encanta quien soy cuando estoy cerca de ti. Y hombres con peceras
por barriga.
Y
todo comenzó con un problema de cría de conejos.
Me gusta este sitio porque llegué un día, porque lo descubrí
bien poco a poco. Puedo pararme en cualquier rincón y recordar la primera vez
que estuve acá o allá y a toda la gente que he conocido por el camino que, de
hecho, ye prácticamente toda la gente que he conocido. Me he criado aquí de
igual manera que me he criado en otros sitios más al norte y también cerca del
mar donde roncan y bostezan los cuélebres y los busgosus fuman en pipa mientras
los diañus burlones aconsejan falsas rutas a los que pasan por ahí y
no-me-des-pistas-que-me-despistas.
1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34…
Hay veces que tengo tanto sueño y tengo
tantos sueños que no sé ni cómo me llamo ni dónde meterme ni por qué hay
asuntos sin resolver tantos años después de haber perdido el pelaje. Hay veces
que alguien duerme justo en mi ventana como reflejado y pienso en si ese de
verdad soy yo o es lo que quiero imaginarme que soy o es lo que quiero ser o es
lo que fui o etcétera tres veces y después de una pausa, otra. Así funciona
casi todo; con prisa y casi sin tiempo para respirar, pero por esta parte de
aquí jugamos otro deporte, no sé si más sano como tampoco sé un ciento de
cosas, o como los aguacates que al parecer engordan igual que el arequipe. Dice
así: Por mucho que vivas y alto que vueles,
sonrisas que regales y lágrimas que llores, todo lo que toques y todo lo que
veas es todo lo que tu vida será.
cuando era
chico me robaron la nariz y al rato me la sacaron de detrás de la oreja. sigo
estupefacto desde entonces y a menudo pienso en ello cuando agarro el autobús.
las noches en las que me cuesta dormir me gusta imaginar que desato el cordel
aquí en la nuca y me quito la nariz que enseguida enrojece por la gangrena
metafísica cuando la cuelgo del pomo de la puerta —que es su sitio—, así se
hace algo de silencio en el ático y descanso aunque siga con una pupila
encendida y puesta en la luna. otras veces discuto con la blanca y blanca página
por quedarse ahí desnuda y yo sin acertar a enhebrar los ovillos hemisféricos
en esta aguja doblada y obtusa que recogí un día del suelo y guardé en mi
bolsillo para pincharme el dedo cuando estoy distraído. la otra tarde, sin ir
más lejos, escuché tantas palabras que tuve ganas de levantarme y tirarlas por
la ventana a la puta noche para que dejasen de revolverme las tonterías y
hacerme parecer un saco de calcetines arrugados cuando me miro a oscuras desde
el techo. ¡ay de esta loca ánfora colmada de jugos y cavilaciones, henchida de
amapolas y semillas de baobab! ay de este pobre sísifo en la ladera, del atlas
en mi cuello, de las amistades que son cariátides, de la eva primigenia
preguntándose qué demonios había hecho.
con miviejamochilarosafabulosayjoroschó.
No supe
cómo escribirlo porque fue real y apenas estoy acostumbrado a eso. Era un
puzzle descomunal, un fresco renacentista, y yo me di cuenta de que cuando sea
mayor quiero ser hacedor de puzzles o mimo escapista o, si eso falla, tal vez
un instrumento de cuerda o un reloj. De todas formas me contentaría con ser una
de esas piezas.
Santo Déjà
vu. Santa espiral áurea. Santo Escher. Santo Fibonacci. Santos los girasoles.
Santo. Santo. Santo. Santas coincidencias. Santas sincronías. Santos los
martillos que derriban muros en Noviembre. Santos los güeyos que, estrábicos y
estrambólicos, se aíslan y olvidan el contexto de la testa. Y Santa también la
testa.
conocí
conocí a un tipo que ye de yecla que hizo cumbre en un volcán en chile; y luego
dicen que la vida no es literatura.
El programa
arrancará después de la publicidad.