5.11.10

Aventuras en el kalahari.

Esto me recuerda la vez que estube cabalgando sobre ñúes en el kalahari...

Por ahí hacía un calor horrible, y notabas como Helios te iba cocinando lentamente para servir de alimento a los escuálidos chacales.

Un día en concreto... creo que era un martes... sí, martes, porque tocaban judías para comer. El caso es, ese martes, iba yo con mi ñú por la sabana viendo a las cebras y a las jirafas cuando, sin motivo aparente, mi ñú, aquela bestia del demonio, se empezó a revolver e hizo que me cayese de su lomo. Se marchó corriendo el jodido, y yo con la muñeca rota.

Pude regresar al campamento sin problemas, enseguida me pasé por el abrevadero y lo llené de detergente.

Los ñúes se partían el culo, todos patas arriba echando espumarajos por la boca.

La tribu que nos hospedaba se cabreó muchísimo y tuve que largarme, me fuí a Turkmenistán y me apodé Vladimir para ganarme el respeto de una mafia de neumáticos nativa. No duré mucho, solo nos daban arroz de comer, y no era muy bueno.

Y esa es la historia de cómo entré en el KGB, y hasta ahí mi vida hasta 1984.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Se me ha hecho corto. Mola.

Anónimo dijo...

Que buena historia tienes ;)

Pablo Pérez Lavilla dijo...

Maravilioso