18.8.11

Viejos conocidos en Alabama.

No era una noche como cualquier otra, en cierto modo sí... la bombilla roja del Danny's Jazz Black Box reinaba en un ambiente tenue y silencioso, los fumadores pasaban frío tras la colorida puerta vidriada y pequeños grupos tomaban café y cerveza en torno a mesas recicladas y prestaban atención a la muchacha que leía en voz alta sobre el pequeño escenario.

Yo tomaba una Murphy's en la negra barra mientras tomaba alguna que otra nota en mi raído cuaderno, pronto advertí que lo que leía la chica del escenario era El Pájaro Azul de Bukowski, e hice una pausa en mis pensamientos para escuchar cada palabra, cada lamento del maldito.

Alguien se sentó entonces a mi lado y me dirigió unas palabras con una voz familiar. -¿Perdona?-contesté.-No te acuerdas de mí ¿verdad?-dijo con una sonrisa.  Fue entonces cuando recordé su cara.
-¿Fawn? ¡Joder, cuánto tiempo! ¿Cómo te va todo? ¿Qué haces por aquí?.
-Bueno... mi padre ha muerto...
-Oh... lo siento...
-No pasa nada, llevaba ya años sin verle, apenas teníamos relación.
-Vaya, pues... esto... ¿vas a quedarte mucho por aquí?
-Aún no lo sé, pero aprovecharé que tengo la casa para mí sola para empezar una vida aquí, aunque sea por un tiempo... acabo de salir de una relación y... bueno, quisiera alejarme de todo aquello... ¿A ti qué tal te va?
-Ah, a mi bien, siempre bien, no puedo quejarme. Escribo algunas líneas para un par de revistas, no pagan mal del todo, me llega para vivir cómodamente... ¡vaya! lo olvidaba... ¿quieres tomar algo?
-Me sentaría bien una cerveza, gracias.

Y pasamos la noche hablando de los viejos tiempos en aquella polvorienta barra acompañados por el sonido del contrabajo, la batería, el piano y el melancólico saxo de John Coltrane... Lo cierto es... lo cierto es que necesitaba recordar todo aquello, todo lo que pasó y lo que pudo haber pasado, las sopas llenas de espinas y el desierto, aquel desierto... creo que llamaré a mi psicólogo, Howard, necesito hablar con alguien de todo esto.

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