La vida es como un espectáculo y nosotros somos actores,
suena a tópico pero es así. Pasamos nueve meses entre bastidores y sin darnos
cuenta nos dan un empujón y salimos a escena, entonces nos ponemos nerviosos y
lloramos. En poco rato comenzamos a hablar titubeando y enseguida comienzan los
entremeses infantiles llenos de fantasía. Un puñado de apuntadores escondidos
en los rincones nos dirigen por un camino intentando controlar la obra, aunque
a la mayoría nos gusta improvisar de vez en cuando con poemas y locuras con un
xilofonista en el tejado. La vida es como un espectáculo, incluso a veces
musical, pero creo que consta únicamente de un solo primer acto.
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