La siguiente secuencia transcurre tal que así: Dos figuras antropomórficas se acuestan en un verde prado verde sin intención alguna y, ya por echar el rato, hacer o deshacer el tiempo o por lo que sea, resuelven aprovechar la incipiente tarde para observar las nubes.
Se
disponen de la siguiente manera: el uno en sortes de baño y con inaugural
quemazo veraniego y la otra con la sonrisa de quien viaja y se mueve como
viajan y se mueven las corrientes marinas o incluso los vientos vespertinos
cuando ya no les queda otra cosa mejor que hacer que soplar y hacerse patentes
con el fresco de la tarde que nos mata de la risa.
Yacen
encajados como un puzle de dos piezas; cabeza con hombro, por un lado, y lo
mismo, pero al revés, por el otro. Ambos vista al cielo, al cénit mismo, sobre
unas frentes despejadas, inmaculadas, y bañadas en sal. Un lujo, un paraíso
cercano e inmediato sin alrededores.
Hay
quien dice:
—¿Ves
esa nube? Tiene forma de pareidolia.
Y
quien contesta:
—Sí.
También tiene forma de estropajo seminuevo.
—Tiene
forma de uve doble torcida escrita del revés.
—Tiene
forma de banco de krill.
—Tiene
forma de los dos cojones de un burdégano cimarrón pardo.
—Tiene
forma de medio corazón partido en ocho mitades, pero elástico y a prueba de
incendios.
—Tiene
forma de forma.
—Tiene
forma de helado de extraña tela recalentado y a medio derretir.
—Tiene
forma de cosa.
—Tiene
la misma forma que una piedra aleatoria perdida.
—Tiene
la forma de una diéresis escrita con tinta líquida.
—Tiene
forma de antílope.
—Tiene
forma de llama en llamas. Digo una llama de los Andes.
—Tiene
forma de grifo que gotea por la noche cuando nadie lo está mirando.
—Tiene
forma de rúbrica inventada ad hoc.
—Tiene
una forma nefasta y obscura.
—Tiene
forma de cubo octogonal parcialmente curvilíneo.
—Tiene
forma de jornada laboral.
—Tiene
forma de sexagenario que nunca se ha planteado nada en su vida y, llegado el
momento climático después de comprar el pan y con los calcetines agrietados, se
da cuenta de pronto de que tal vez y quizás hubiera sido un tanto más feliz con
un par de críos revoloteando alrededor y con alguien al lado que le aguante y
le replique sus repunancias.
—Tiene
forma de chorro.
—Más
bien tiene forma de charco.
—Tiene
forma de ballesta compuesta.
—Tiene
forma de cacofonía reiterada.
—Tiene
forma de entimema.
—Tiene
forma de parénklesis congénita.
—No
tiene forma de nada en absoluto.
—Tiene
forma de alguien que se enamora por fin, después de mucho tiempo sintiendo
nada, y descubre así que tiene pelo en la cabeza.
—Tiene
forma de pelo en la cabeza.
—Tiene
forma de uña cortada mal.
—Tiene
forma de accidente costero.
—Tiene
la forma de un galimatías obtuso.
—Tiene
forma de materia sólida y pringosa.
—Tiene
la forma que tiene alguien cualquiera cuando finge que duerme.
—Tiene
forma de u.
—Tiene
forma de basura salada.
—Tiene
forma nube.
—Tiene
forma de cuchara doblada en parte a propósito.
—Tiene
forma cartesiana.
—Tiene
forma de diagonal paralela.
—Tiene
forma de rombo desencadenado.
—Tiene
la misma, pero la misma forma digo, que la media cucharada de cacao de más que
uno le tira a la leche cuando tiene un día estupendo.
—O
nefasto, que es lo mismo.
—Tiene
forma de reflejo.
—Tiene
la forma que tiene el cagar con hambre en el píloro, y también de la que tiene
una calada fatal mal dada de las que te hacen toser y llorar y arrojar el
cigarro lejos, bien bien lejos.
—¿Cómo
estás?
—¿Yo?
Contento y furioso, como esa nube.
—Tiene
forma de cabra.
—Tiene
forma de hielo.
—Tiene
forma de cangrejo.
—Tiene
forma de haber estudiado la cuadratura del círculo hasta el isósceles para
acabar reptando entre catetos sin oler siquiera la hipotenusa.
—Huele
a petricor.
—Tiene
forma de mancha amarilla entre los dedos.
—Tiene
forma de ente que espera mientras cantan las sirenas de la estación sin
vehículo que salga.
—Tiene forma de hongo atómico.
—Tiene
la forma de un ñu.
—Tiene
forma de sinalefa.
—Tiene
la misma forma que aquella otra.
—Tal
cual.
—Tiene
forma de que te acabo de ver y ya te echo de menos.
—Tiene
forma de galerna.
—Tiene
forma de rata ahogada en un canal que, aún con todo, conserva su belleza.
—Huele
a mierda.
—Tiene
la misma forma que las arrugas en torno a tus ojos cuando sonríes detrás de esa
máscara.
—Tiene
forma de miedo.
—Tiene
forma de sombra.
—Tiene
forma de llegar a casa y que te reciba un silencio.
—Tiene
forma de cráter.
—Tiene
forma de bol.
—Tiene
forma de mirarse al espejo por la mañana después de cuánto y reconocerse por
primera vez y, aun así, verse extraño y como raro.
—Tiene
forma de páncreas.
—Tiene
forma de Ud. no está aquí, está AHORA.
—Tiene
forma de perro verde.
—Tiene
forma de no.
—Tiene
forma de cardumen.
—Tiene
forma de sumidero de sueños frustrados.
—Tiene
forma de cráneo.
—Tiene
forma de espiral torcida y logarítmica.
—Tiene
forma de nada.
—Tiene
forma de un gas.
—Tiene
forma de que va a llover.
—Tiene
forma de pálpito.
—Tiene
forma de molécula indivisible.
—Tiene
forma de decirse las cosas usando solo las yemas de los dedos.
—Tiene
forma de cirro.
—Tiene
forma de final, incluso antes siquiera de haber empezado.
—Tiene
gracia.
—Tiene
su aquel.