8.8.21

Pareidolia (o De cómo mirar las nubes).

La siguiente secuencia transcurre tal que así: Dos figuras antropomórficas se acuestan en un verde prado verde sin intención alguna y, ya por echar el rato, hacer o deshacer el tiempo o por lo que sea, resuelven aprovechar la incipiente tarde para observar las nubes.

Se disponen de la siguiente manera: el uno en sortes de baño y con inaugural quemazo veraniego y la otra con la sonrisa de quien viaja y se mueve como viajan y se mueven las corrientes marinas o incluso los vientos vespertinos cuando ya no les queda otra cosa mejor que hacer que soplar y hacerse patentes con el fresco de la tarde que nos mata de la risa.

Yacen encajados como un puzle de dos piezas; cabeza con hombro, por un lado, y lo mismo, pero al revés, por el otro. Ambos vista al cielo, al cénit mismo, sobre unas frentes despejadas, inmaculadas, y bañadas en sal. Un lujo, un paraíso cercano e inmediato sin alrededores.

Hay quien dice:

—¿Ves esa nube? Tiene forma de pareidolia.

Y quien contesta:

—Sí. También tiene forma de estropajo seminuevo.

—Tiene forma de uve doble torcida escrita del revés.

—Tiene forma de banco de krill.

—Tiene forma de los dos cojones de un burdégano cimarrón pardo.

—Tiene forma de medio corazón partido en ocho mitades, pero elástico y a prueba de incendios.

—Tiene forma de forma.

—Tiene forma de helado de extraña tela recalentado y a medio derretir.

—Tiene forma de cosa.

—Tiene la misma forma que una piedra aleatoria perdida.

—Tiene la forma de una diéresis escrita con tinta líquida.

—Tiene forma de antílope.

—Tiene forma de llama en llamas. Digo una llama de los Andes.

—Tiene forma de grifo que gotea por la noche cuando nadie lo está mirando.

—Tiene forma de rúbrica inventada ad hoc.

—Tiene una forma nefasta y obscura.

—Tiene forma de cubo octogonal parcialmente curvilíneo.

—Tiene forma de jornada laboral.

—Tiene forma de sexagenario que nunca se ha planteado nada en su vida y, llegado el momento climático después de comprar el pan y con los calcetines agrietados, se da cuenta de pronto de que tal vez y quizás hubiera sido un tanto más feliz con un par de críos revoloteando alrededor y con alguien al lado que le aguante y le replique sus repunancias.

—Tiene forma de chorro.

—Más bien tiene forma de charco.

—Tiene forma de ballesta compuesta.

—Tiene forma de cacofonía reiterada.

—Tiene forma de entimema.

—Tiene forma de parénklesis congénita.

—No tiene forma de nada en absoluto.

—Tiene forma de alguien que se enamora por fin, después de mucho tiempo sintiendo nada, y descubre así que tiene pelo en la cabeza.

—Tiene forma de pelo en la cabeza.

—Tiene forma de uña cortada mal.

—Tiene forma de accidente costero.

—Tiene la forma de un galimatías obtuso.

—Tiene forma de materia sólida y pringosa.

—Tiene la forma que tiene alguien cualquiera cuando finge que duerme.

—Tiene forma de u.

—Tiene forma de basura salada.

—Tiene forma nube.

—Tiene forma de cuchara doblada en parte a propósito.

—Tiene forma cartesiana.

—Tiene forma de diagonal paralela.

—Tiene forma de rombo desencadenado.

—Tiene la misma, pero la misma forma digo, que la media cucharada de cacao de más que uno le tira a la leche cuando tiene un día estupendo.

—O nefasto, que es lo mismo.

—Tiene forma de reflejo.

—Tiene la forma que tiene el cagar con hambre en el píloro, y también de la que tiene una calada fatal mal dada de las que te hacen toser y llorar y arrojar el cigarro lejos, bien bien lejos.

—¿Cómo estás?

—¿Yo? Contento y furioso, como esa nube.

—Tiene forma de cabra.

—Tiene forma de hielo.

—Tiene forma de cangrejo.

—Tiene forma de haber estudiado la cuadratura del círculo hasta el isósceles para acabar reptando entre catetos sin oler siquiera la hipotenusa.

—Huele a petricor.

—Tiene forma de mancha amarilla entre los dedos.

—Tiene forma de ente que espera mientras cantan las sirenas de la estación sin vehículo que salga.

—Tiene forma de hongo atómico.

—Tiene la forma de un ñu.

—Tiene forma de sinalefa.

—Tiene la misma forma que aquella otra.

—Tal cual.

—Tiene forma de que te acabo de ver y ya te echo de menos.

—Tiene forma de galerna.

—Tiene forma de rata ahogada en un canal que, aún con todo, conserva su belleza.

—Huele a mierda.

—Tiene la misma forma que las arrugas en torno a tus ojos cuando sonríes detrás de esa máscara.

—Tiene forma de miedo.

—Tiene forma de sombra.

—Tiene forma de llegar a casa y que te reciba un silencio.

—Tiene forma de cráter.

—Tiene forma de bol.

—Tiene forma de mirarse al espejo por la mañana después de cuánto y reconocerse por primera vez y, aun así, verse extraño y como raro.

—Tiene forma de páncreas.

—Tiene forma de Ud. no está aquí, está AHORA.

—Tiene forma de perro verde.

—Tiene forma de no.

—Tiene forma de cardumen.

—Tiene forma de sumidero de sueños frustrados.

—Tiene forma de cráneo.

—Tiene forma de espiral torcida y logarítmica.

—Tiene forma de nada.

—Tiene forma de un gas.

—Tiene forma de que va a llover.

—Tiene forma de pálpito.

—Tiene forma de molécula indivisible.

—Tiene forma de decirse las cosas usando solo las yemas de los dedos.

—Tiene forma de cirro.

—Tiene forma de final, incluso antes siquiera de haber empezado.

—Tiene gracia.

—Tiene su aquel.


2 comentarios:

Pilar dijo...

Genial

P. Lavilla dijo...

Gracies!