Hay un lobo acechándome.
Lo veo ahí, mirándome con sus brillantes ojos, su pelaje sucio y sus colmillos grises.
Sé que sólo es un sueño, pero el miedo es real en mi pecho.
Dame la mano. Ya la noto.
Ya estoy tranquilo.
En verdad yo soy el lobo. Y yo soy el cordero.
No hay otra cosa que me ataque más que yo mismo.
No me sueltes aún. Me cuesta aprenderlo.
Mata al lobo. Mata al lobo.
Yo no sé matarlo. No me atrevo.
Ayúdame a matar al lobo.
Está ahí. ¿No lo ves?
¡Mátalo!
Pero ten cuidado con tus flechas, que el lobo es parte de mí.
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