Delirios perversos esta noche, en esta habitación de hotel
de Sunset Boulevard en Los Ángeles, septiembre del ’69.
Una aventura espacial por las paredes con el barbudo rasta,
como en Mescalito.
El agua silbaba frías notas por nuestros adentros y pasos
suspensivos me pusieron alerta.
Todo es tan raro, me dijo, como si el Universo y el Dharma y
el voodoo fuese todo un ser perfecto a nuestros ojos y las sirenas tuvieran
cabeza de pescado y unas piernas sin depilar.
Los recuerdos se agolpan en mi cabeza, la uña arrancada, el
9,1… ¡ay! ¿¡Cómo seguía!?
Ejércitos en blanco y negro con tanques, pterodáctilos,
Betty-Boops y Marilyn Monroes, llueven bombas y llanto y sangre sobre el barro.
Bonsáis boxeadores de pupilas enrojecidas, no recuerdo lo
que pensaba antes… tal vez… soñé con aquella canción de Dylan, ya sabéis, “How does it feel?” ¿Qué se siente? ¿Qué
se siente? ¿Al vivir sobre tus zapatos sin ir nunca a casa?
Me vi haciendo un alto en el camino para visitar los
tranvías de Louisbon. Reconozco haber pensado también que hay que pisar el
camino, no sólo leer cada cartel que salga al paso.
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