(...)
»El tiempo se oye pasar. —Y se detuvo para mirarme—. Yo sostengo que el tiempo se oye pasar, pero bajo, bajísimo. Apenas se deja oír, y cuando no hay ruidos. Y emite como un silbido, un silbido que procede de todas partes. Se oye, por ejemplo, en el sótano, y se oiría estando bajo tierra; o de noche, si es tarde. Es un silbido que hace el aire, y no se oye enseguida, sino estando quieto, al cabo de un rato. Y creo que significa que el mundo sigue adelante o sólo que está ahí, en marcha, girando.
»Y aplicando la oreja a un vaso se oye realmente ese silbido, aunque más concentrado.
»Esto es algo que, en mi opinión, deberían oír, por ejemplo, los charlatanes y asimismo los que se autoestiman y van proclamando por ahí su pensamiento a diestro y siniestro. Yo les diría: "¡Escuchad el silbido del tiempo! ¡El tiempo no sabe ni siquiera quiénes sois!"
Ermanno Cavazzoni (El poema de los lunáticos)
2 comentarios:
¿El tiempo? ¿Pero ese quién es?
Y dura hasta ahora, lo demás es cuento, invento.
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