(...) Yo sólo creería en un dios que supiera bailar. Y cuando vi a mi demonio lo encontré serio, grave, profundo y solemne; era el espíritu de la pesadez. Él es el que hace que las cosas se caigan. No se mata con la cólera, sino con la risa. ¡Venga! ¡Matemos el espíritu de la pesadez! Desde que aprendí a andar no hago más que correr. Desde que aprendí a volar no espero a que me empujen para moverme de un sitio. Ahora soy ligero, ahora vuelo, ahora me veo por debajo de mí, ahora baila un dios por medio de mí.
—Así habló Zaratustra, Friedrich Nietzsche.
1 comentario:
genial...
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