20.1.14

Sum.

Yo no soy un actor. Pero tampoco soy este amasijo de nervio y seso que veis aquí.

Tampoco soy ese trago de cerveza desesperado que me habréis visto antes.

Llevo un tiempo pensando en qué es lo que define a cada uno, qué es lo que nos hace ser nosotros mismos.

La noche antes de mi primera vez leyendo un público no pegué ojo. El mismo día no pude comer y apenas conseguía esbozar una sonrisa sin que un tembleque nervioso acechara en la comisura de mis labios. Todo fue bien al final, y yo me emborraché tranquilo. Pero tampoco soy nada de eso.

Paso mucho tiempo de veras colocado, y no soy ese. Más tiempo del que quisiera soy un hombre cuerdo, pero ese no soy yo.

Me he dejado el pelo largo, cuando lo tenía corto era el mismo.

Antes de ayer me afeité. Me he acordado porque antes alguien se fijó. No recuerdo haber notado cambio desde entonces.

Una vez hube leído en directo la primera, segunda, tercera vez, me di cuenta de que lo que yo leo no es mío. No es más que tinta seca de lo que algún día fui.

Así que, ¿Qué soy ahora? ¿Qué me define? Porque me he comprado ropa nueva y luzco igual ante el espejo. Terminé aquel libro y ahora estoy con éste. Mas sólo percibo que, si acaso, he crecido.

Yo no sé quién soy. Tal vez alguien pueda decir algo al respecto, pero yo no. Me he desconocido tantas veces que se me hace extraño pensar en que todos nosotros nos llamamos igual. Somos la misma persona y ni siquiera somos capaces de ponernos de acuerdo.

Yo no soy un átomo ni tampoco un Universo. No soy planta ni casi animal pero intento serlo. No soy más que nada. Soy un chispazo. Un zumbido. Un susurro. Una nota al pie de página que pocos de detienen a leer.

Soy lo que sueño. Soy todo aquello por lo que sonrío. No soy una mirada perdida, ni un resoplido tedioso. Pero sí un bostezo por la mañana y quedarme un rato más.

Creo que sólo soy yo cuando duermo.

¿Escucháis cómo suena?


Pues así.

No hay comentarios: