Supergayumbosporfuera, después de derrotar a su archienemigo, el Doctor Quetepillotepillé, se quedó inmóvil con su galante pose, sus brazos sobre las caderas, sus dientes brillando al sol y su capa ondeando al viento. Entonces, un niño se le acercó emocionado y le dijo:
-Supergayumbosporfuera, Supergayumbosporfuera, ¿si me porto muy bien y como mucha verdura podré llegar a ser como usted?
Y él, con su enorme sonrisa, puso una rodilla en el suelo para ponerse a su altura, apoyó una de sus fuertes manos en el hombro del crío y le dijo:
-Una cosa es segura, pequeño. Nunca tendrás lo que hay que tener para ser como Jim Morrison.
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1 comentario:
Estuve en su tumba hará un mes, en el cementerio de Père Lachaise. Sobrecogedor. Precisamente ayer por la tarde vi la película en la que es encarnado por Van Kilmer. Te aconsejo que te leas "Celebration of the Lizard". Será mi próxima entrada.
Un saludo!
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