28.4.11

Zombie.

Lentamente iban saliendo del agua a pasos renqueantes,  con sus carnes putrefactas y su verdosa piel pegada a los huesos. No se me ocurre por qué, pero mientras yo dormía ellos habían despertado. Levantándose de Estigia, caminaban hacia un calizo muro, tal vez de alguna fortificación antigua.

Mi atención se centró en dos de estos individuos, seguramente en vida habían sido apuestos y diferentes, pero ahora en la muerte no era capaz de diferenciar los rasgos de sus caras, con los ojos blanquecinos hundidos en rostros inexpresivos e inertes. Uno de ellos llevaba una especie de cachiporra en la mano, y azotaba con ella a todo aquel que estuviese a su alcance, incluso a su amigo.

Me di cuenta de que empezaban a conversar, no eran más que gruñidos y gemidos, pero por alguna extraña razón podía entender lo que decían.

-¿Cómo lo llevas?
-Bien, ya sabes, para estar muerto y eso...
-¿Y el Demonio?
-¿Demonio?
-Bueno, llevamos al Demonio en el cuerpo... de hecho, vamos a sacárnoslo.
-Pues yo no había notado nada...

Llegaron a la máquina quita-demonios, que no era más que una gran estaca de madera anclada en el suelo con un gran clavo a la altura de la cabeza. Los zombies se acercaban al clavo y, con un golpe seco, golpeaban su frente contra él para que se les incrustase en la testa. Están locos estos zombies, pensé, pero admiré eso de respetar la cola, y que todos ayudasen a retirar los cadáveres que se iban quedando colgados del clavo. Al fin y al cabo, no son mala gente, solo tipos feos con mal aliento.

23.4.11

¡Sé Feliz, sé Feliz!

Al habla el planeta Tierra. Soy el agente Blanco ¿me reciben?


Hoy he mantenido la Paz en el mundo, cambio.


Este planeta es muy bonito, corto y cierro.


16.4.11

Juventud sin Futuro.

(...) Nos pasamos las horas tumbados, perplejos, en los parques, rodeados de flores de casta inferior. Fíu (solemos pensar), qué despacio va la vida. Yo llegué a la primera madurez en los años sesenta, aquella época rebosante de oportunidades en la que todo parecía estar esperándonos. Ahora los chicos van saliendo de la escuela para..., ¿para qué? Para hundirse en la nada, para estar jodidos. Los jóvenes (se les nota en la cara), los sin esperanza de felpudo pterodáctilo, los fracasados de cresta de loro, han encontrado la respuesta apropiada para esta situación, a saber: nada. Que quiere decir: nada, todo está jodido. La cola del paro empieza a la salida del patio de la escuela. Sus habitaciones de niños han sido los disturbios callejeros; Londres ha sido su gimnasio en plena selva. Otros se han llevado la vida consigo. El dinero está tan cerca que casi puedes tocarlos, pero se encuentra todo en el otro lado: lo único que puedes hacer es pegar la cara al cristal. En mi época podías, si así lo deseabas, abandonar, dejarlo todo. Ahora ya no hay quien abandone. Ya se ha encargado el dinero de evitarlo. No hay adónde ir. No hay quien se esconda del dinero. Ya no puedes decidir: voy a esconderme bien lejos del dinero. Por eso, a veces, cuando la noche es calurosa, rompen y roban cuanto pueden.
Martin Amis (Dinero)

10.4.11

No soy yo.

Todo estaba mezclándose, no ahí fuera, sino en la coctelera de mi cráneo. Era todo, palabras sueltas y democracia y chancletas y palos rotos y… no sé, quise llorar las palabras y sólo salió sal, quise vomitarlas y sólo salió bilis, quise escribirlas y la tinta impregnó de azul mi mano izquierda.


Creía que lo había visto, bueno, creo que lo creía, pero más tarde me di cuenta de que no eran más que luces bailando y engaños de la cerveza. Aunque… pensándolo bien, fue real. Puedes intentar convencerte de lo contrario pero en el fondo… en el fondo no es más que un insulto a tus oídos susurrado desde dentro.

Quiero sonreírme, y, de hecho, lo hago. Me siento a tomar el aire y lanzo balones naranjas a las palomas que se cruzan por mi camino. Miro a la gente. Respiro. No, no me gusta… ni siquiera puedo guiñarle un ojo al espejo. No hay más, no tenía que decirlo, todo estaba mezclándose y a nadie parecía importarle.

7.4.11

Pequeña Ala.

-¿De verdad lo harías? ¿Te lo perderías... por mí?
-¿Por tí? Por ti yo me pierdo hasta mi entierro.

Ella camina entre las nubes con una mentalidad circense errática. Mariposas y cebras y rayos de luna y cuentos de hadas; eso es todo en lo que ella piensa, cabalgando con el viento.

Cuando estoy triste, ella viene a mi lado y me regala un millar de sonrisas. Todo va bien, dice ella, todo va bien. Toma lo que quieras de mí. Lo que quieras. Vuela, Pequeña Ala.

5.4.11

Una caja rota.

Me acordé el otro día de los scugnizzi, de los niños perdidos, los que sólo saben dónde están cuando ya se han ido... vagaba cabizbajo en las tripas de un dragón de acero que reptaba bajo las aceras y las reses de oro negro... vi ojos cansados y callos en las manos y botas desgastadas y ropas cubiertas de polvo... los vi regocijados a la lumbre mientras la noche susurraba, bajo pieles de toro y vino, con sonrojados rostros que no encuentran su destino, no lloran, no duermen... siempre con desventurados globos y ratones en los bolsillos.

Vi el campo, hogueras calladas y tumbas abiertas... los rayos del sol jugaban entre las ramas y sólo se me ocurría pensar: ¿En qué año estoy? Aquí no hay época que valga...

Vi aquel lugar entre las briznas de hierba, aquel al que llegas tras la escarpada colina... y me senté un minuto. ¿Qué queréis? No quiero pararme ahora. Aún no sé bien lo que tengo, lo que soy, lo que quiero... bueno, tal vez quiera ahora correr y gritar, tumbarme y susurrarle a alguien... cruzar un mar para ver el siguiente, cerrar los ojos, abrirlos después... mover los dedos, romper cosas, inventar otras... hay tanto que hacer, que me odio cuando me acuesto sin haber hecho nada.

2.4.11

Un par de años.

Me gusta recordar fechas y horas y lugares y... me gusta todo un poco. Por ejemplo, recuerdo que hace justamente dos años estaba a punto de cumplir 18 años, fui a cenar una pizza con un par de amigos y volví a casa pronto para cumplirlos con mi familia. Cuando llegué no había nadie y me puse 'Miedo y asco en Las Vegas' mientras cruzaba esa barrera de madurez impuesta.

Sé que no llevaba tiempo planeándolo ni nada, que se me ocurrió de pronto. -Voy a hacer un blog-me dije, y así empecé a cagarme en la sociedad y todas esas gilipolleces que te salen cuando aún eres un crío. No quiero decir que ahora me siento más adulto, pero no soy el mismo que dijo: -Eeemmm.... nubes y... nubes y... nubes y... yo qué sé, tripas mismo.

Y ya son dos años... ya no escribo en mi nueva mesa blanca a la luz de un flexo y con el monitor daewoo atándome a los demás de ahí fuera, ahora me siento en el váter y tecleo con imprecisión con los pantalones por los tobillos.

He descubierto muchas cosas últimamente, y de lo único que me puedo arrepentir es de no compartirlas todas.