21.10.13

Y calcetines.

Tengo la cabeza colmada de recuerdos inventados y calcetines. Había una vez otro tipo con lo mismo, pero no sé qué le pasó. ¿Cuánto puede pasarse uno sin mirarse al espejo? Yo, desde luego no tengo ni idea, pero me suena que el rostro propio es lo que nos ata un poco a la realidad. No sé si sé explicarlo, algo como las cicatrices y todo eso. Algo así. Lo que me gusta es mirarme a un ojo solo y preguntarme cosas como: Si un coche se me acerca a la velocidad del sonido pero está a, digamos, dos kilómetros, ¿cuántas veces oigo el coche? Y se me ocurre que el coche toque el claxon una vez para comprobarlo. Cosas así, no sé. Se fue la luz un día, y de momento no ha vuelto a aparecer. Me prestaron unas velas que tengo en la salita chorreando cera de colores. Para mi cuarto tengo mi linterna, y así, por la noche, acurrucado en mi pupa, me retuerzo como una cobra pero sin encantador ni flauta y me sumerjo entre los recuerdos inventados y los calcetines, y los palpo con los dedos con levedad, como cuando acaricio las paredes de las casas de estas callejas adoquinadas que tanto me gustan. Paseo mucho ahora, y veo que todo es más silencioso ahora, casi se respira, casi se acaricia el halo de la luna enorme, casi se sienten cosquillas en los pelillos de las oreyas con el inaudible tintineo de las estrellas. Así. Silencio. Y aun recibiéndolo como el mejor de los regalos también trae consigo tantos recuerdos inventados como calcetines. Aunque, pensándolo un rato, también me gustan. No sé.

2 comentarios:

ἀπόκρυφος λήθης dijo...

Eh, yo una vez perdí un recuerdo, pero luego encontré un calcetín y estaba dentro, creo que tienen como simbiosis, no sé, pero yo no recordaba esos calcetines y aquel recuerdo también era no sé, será un poco como inventado igual. Y no sé, tengo unos pocos calcetines también que perdieron el recuerdo de su par. Y es que le damos mu mala vida, cuando no están encerraos sudando están a oscuras o tendíos por ahí, pero bueno, a mí a veces se me olvida recogerlos, así que igual alguna vez escuchan ese silencio.

vErdE! :) dijo...

La cera de colores resbalaba hasta la mesa en formando ríos con entresijos de verdades no dichas y miedos escondidos, goteando aceite como el sudor de los que temen el cambio de hora y estación. Y sabes qué? La luz se va muchas veces en este bloque pero nada pasa, tenemos vecinos siempre dispuestos a dejarnos velas... Menos mal que si nadie compartiese ;)