Todo parece
tan obvio que no merece la pena cuestionarse esto y aquello como un simio
preguntón y desorientado. Las manos en el suelo, con el delicioso samsara que nos mata de risa. Un tipo me
dijo: ¿Sabes por qué me gusta tanto ir a mear? Porque son los únicos momentos
en los que me siento relajado de veras y mi cuerpo se vacía. Y fue entonces
cuando me percaté de que el tiempo también pasa para el resto.
Jugando con
las vocales un minino sonriente me preguntó que quién era yo. ¿Yo? Yo sólo sé
quién quiero ser. Dicen que sólo con eso no vale, pero también que todo son
etapas, y ahora mismo yo soy ésta. Mira a ese gato encaramado entre las ramas
que se ve por mi ventana ¿Acaso no es un motivo de alegría tan justificado como
un cumpleaños o algo así? Las suelas de nuestros zapatos brincan y hacen
cabriolas sobre una loca roca preciosa que da vueltas en torno a una estrella
cualquiera, ¿Cómo no nos vamos a reír?
Wassily Kansinsky. |
1 comentario:
Claro que sí
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