O. se vio dentro de un cubo dentro de una burbuja que
flotaba entre más burbujas y así. Después se giró y cerró el círculo otra vez,
que es lo que pasa siempre. Se dijo: «Transmitimos nuestros errores de
generación en generación hasta que haya una que dé con la tecla y aprenda de
una vez o lo que llaman Nirvana». O. se puso las manos delante de la boca como
imitando un gran mostacho y entonces musitó: «Soy O. y hoy voy». Paparpadeó y
se mojó los dedos con la lengua para pasar de página, si es que sabe más el
viejo por viejo que por zorro. O., que solía caminar siguiendo las mariposas
azules esperando encontrar alguna amapola sola allá, fuera del muro. O. se
durmió hecho un ovillo o una oruga y después contó ovejas. O. hecho un círculo,
soñó: «La NADA es igual de grande que el TODO o, si no, ¿CÓMO?». Pero así le
pasaba a O. con casi todo, como al dodo. O. se desnudó para darse un baño y
cuando estuvo bien remojado y enjabonado se sumergió entre las burbujas y
entonces O. se vio dentro de un cubo.
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