Vino blanco para los dioses del pescado cuando sufran de
náuseas y arcadas arcaicas salivando entre calada y calada con la garganta
hecha un pedregoso desfiladero de humo y vapores y vesches y vesches y a otra
cosa. Se me ha saltado un ojo pensando y pensando y entre mis dedos un roca
girando y así me duele la espalda o la cabeza y miro arriba y ¡ay, mi madre! y
miro abajo y siento vértigo.
W. Kandinsky |
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