21.6.14

Fragmentos del libro amarillo (XXV).

[Leer con la cabeza al revés]



No existiendo arriba ni abajo ni a la izquierda ni a la derecha sino sólo alrededor es difícil de veras tener la cabeza al revés y se piensa con tanta claridad que al final te descuidas y te enredas otra vez. Como muchas veces que nos duele y no sabemos dónde o los árboles no nos dejan ver el bosque y acabamos encontrándonos a nosotros mismos de espaldas y hay que silbar para avisarnos. O una víbora que se traga su propia cola y en un santiamén desaparece de la vista y se va dónde. He creído alguna vez que miramos hacia adentro sin lente alguna pero sólo de reojo y del susto me eché a reír y el suelo volvió a ser el cielo.



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