20.1.15

no sé.

no sé cómo empezar esto. el típico plan de tranquis, con los tronquis, que se trunca, y acabas con la nuca desencajada como nunca, bajo un tractor, y, con una carcajada de terror, el doctor te receta que te tomes una siesta, y que menos fiesta, y también que menos setas. lo que se dice: el no tan típico tipo de veintipico, que vive medio en las nubes, medio en las tripas, como trepando a un trípode de tripis, con un tricornio en la cabeza y, en el regazo, un tríptico de los tres tristes tigres atravesándole con el travieso temblor contemporáneo. estar entre las estrellas. las sábanas. bañarse sin piel ni huesos en mil charcos sobre el suelo. fingirse cielo y cuerpo por un momento y palpar el palpitar del tiempo. ponerle un nombre a cada cosa. una palabra. un susurro. una mentira. el viento a través de las ramas haciéndose pequeño y demostrando su presencia. no sé cómo continuar esto. el día dado en que nada te daña, ni te engaña, y cada capítulo tiene un título, y te das cuenta de que la realidad ye como el culo: que todos tenemos uno y cada cual apesta a su manera. y que a menudo nos liamos como tarzanes en los pelos, que en mi mundo son lianas. y así uno se siente bien aunque a veces esté solo, pues sólo hace falta saber que no todo está fatal y que, toques donde toques, sale algo. ahora no sé cómo acabar esto. en qué bar o si aún está abierto el metro. no sé si debería ir a acostarme o si otra vez me costará dormirme. no sé nada de tantas cosas. de tantas costas. de tantos costados. no sé cómo terminar esto. no sé si quiero terminarlo. no sé.

No hay comentarios: