“Dos ojos no son lo mismo que una mirada”, dijo el viejo
sentado en aquel roído banco de madera. La nieve no había terminado de
derretirse y ya empezaban a caer las hojas muertas sobre ella. Yo soy pez,
caballo y pájaro, y mi arbóreo cofre es mi rosa, todos conocen aquella cita: “El
tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante”. No es
tiempo lo que yo he perdido, de hecho no sé si perdí algo… pero sí que era mi
rosa, y era importante. A pesar de la magnitud que han adquirido ahora mis
días, no siento más que vacío en este momento en el que las persianas de mis
párpados no aguantan su propio peso y en el que si aprieto el pause no se oye más que silencio en una
casa demasiado grande para alguien tan pequeño. Desde esta ventana no se ve la
luna ni las estrellas ni el alba. Acabo de entrar en mi propio Teatro Mágico –no
para cualquiera, sólo para locos- y no me decido a escoger una puerta por la que
seguir. Estoy tan cansado ahora y no sé qué pasará mañana… tengo miedo de
cerrar los ojos por si al despertar abandono parte de este sueño. Es como
cabalgar sobre una gran serpiente lo que siento ahora.
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4 comentarios:
Impresionante!
Mi más sentida Admiración!
Gracias, no se merece :)
Ignorante te vio con un zorro ¿o era un lobo? por las estepas de la locura sideral.
Si eres quien creo que eres... bienvenido de nuevo. Si no... bienvenidx a secas.
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